jueves, 27 de agosto de 2009

NISSES

NORUEGA

Había innumerables hordas de Nisses en los viejos tiempos, y casi cada pueblo y villa por pequeño que fuese tenía sus propios Nisses. Su número ha decrecido bruscamente estos ultimos tiempos. No alcanzan mayor altura que la de los niños pequeños, visten siempre ropas grises y usan un sombrero rojo y puntiagudo; pero sólo tienen 4 dedos, ya que en su día perdieron los pulgares. Asientan sus reales en cuadras y establos donde cuidan con mimo a los caballos y al ganado, hacia quienes muestran un favor tan grande como el que le guardan a los humanos.
Estos seres son muy dados a las jugarretas, a veces dejan a las vacas perdidas en los prados, o aterrorizan a las criadas apagándoles las lámparas repentinamente; otras atan con tal fuerza los fardos de heno que la pobre doncella a duras penas puede abrirlo y en el momento en que está tirando con todas sus fuerzas, lo sueltan y la desdichada cae al suelo de espaldas.
En cierta ocasión una chica recogía heno y se encontró con una bola bastante grande de algo similar al algodón, la puso en su regazo sobre el delantal para verla mejor y cuál no fue su sorpresa, rayaba en el pánico, cuando se desenrolló y saltó hacia ella un Nisse riéndose y gritando.
Este tipo de faenas les encantan a los Nisses y después de sus jugarretas se destornillan de risa.
Frecuentemente se escucha por las noches ladrar al perro y no se sabe la razón; es que el Nisse esta haciendo de loas suyas, les divierte tirar de la cola de perros y gatos y burlarse de ellos con todo tipo de artimañas.
Si se sienten agusto en la granja con sus amos, aseguran la prosperidad de la hacienda, los Nisses por lo general tienen buen corazón y si se les trata bien son buenos trabajadores. Ayudan a las criadas a llevar las vacas al establo, a fregar, traer agua, etc. Incluso roban heno de la granja vecina para traerlo a la de sus amos.

Lo cual provoca violentas reyertas entre el Nisse de una y otra granja; pero eso si, nunca debe ser molestado y se ha de recordar que es preciso darle comida y bebida todos los jueves por la noche y especialmente en Nochebuena.
No acepta la mofa o la falta de respeto y aunque es pequeño si se enfada resulta temible, en una ocasión una chica se comió su comida para burlarse de él y le dejo el platillo vacío. El Nisse la agarró y se puso a bailar con ella con tal vigor y velocidad que a la mañana siguiente fue encontrada muerta en el suelo.
A pesar de sus peculiaridades, los Nisses son queridos en la mayoría de los sitios.

LA ELFA AGRADECIDA




ISLANDIA
Erase una vez una mujer que soñó con otra mujer que seguramente pertenecía al Pueblo Oculto. Esta última le rogaba en su sueño que le proporcionara leche para su niño durante todos los días de un mes, y que la dejara en un lugar de la casa. Ella le prometió que así lo haría, y al levantarse cumplió su palabra; puso un cuenco de leche en el lugar acordado todos los días, y la leche siempre desaparecía.
Esta situación continuó durante todo un mes. Cuando el mes finalizó, la misma mujer se le volvió a aparecer en un sueño y le dijo que había hecho bien, y que como recompensa podía recoger el cinturón que encontraría en su cama cuando despertara. La señora se desvaneció y nuestra protagonista despertó, encontrandose un bello cinturón hecho en plata, exactamente como la mujer elfa le había prometido.

LOS DEDOS DEL TROLL

ISLANDIA
Thorvald, el hijo de Björn Skafin, vivía en Njardvik tras la muerte de su padre y cuidaba de su hogar con gran esmero, pues todas las cosas que poseía eran myu valiosas: por ejemplo, un robusto barco de pesca.

Se comenta que cierto día partió remando hacia un banco de pesca llamado Caldero Profundo; al poco de llegar, se echó una niebla tan densa que no se podía ver nada y a duras penas se distinguía más allá de una braza de la proa de la nave. Por si esto fuera poco, además se lavantó un fuerte oleaje, así que no pudieron permanecer mucho en el barco de pesca. Thorvald ordenó a la tripulación que remaran contra el oleaje, pero fue en vano, por mucho que se esforzaban el banco era arrastrado en dirección contraria como si lo empujara una fuerte corriente. Esto continuó durante largo tiempo hasta que avistaron tierra firme y entonces se dieron cuenta que el barco se dirigía a una cueva al norte de Njardvik, llamada Cueva de Kogur que, a su vez, se abre en el interior de otra enorme gruta que se denomina la Cueva de Kogur-Grim. El barco se internó en ella transportado por una poderosa corriente de aguas turbulentas.
Tan pronto como Thorvald vio a dónde se dirigían su barco, apremió a la tripulación a que se pertrechara con garfios y palos que tenían abordo para tratar de salir de la cueva a la menor oportunidad que se presentara. Incluso él mismo tomó una hacha grande y se aproximo a la proa. El barco penetró en la gruta y, justo en mismo instante en que la quilla tocó fondo una gigantesca mano agarró la nave por la borda. Pero Thorvald, que permanecía muy atento, cortó los dedos de la monstruosa mano con su hacha y estos cayeron dentro de la nave.

La tripulación estaba puesta con las pértigas y, obedeciendo la orden de Thorvald empujaron el barco hacia la salida de la cueva. En ese momento una gran roca cayó junto a ellos procedente del interior de la gruta. Aunque no dañó la nave fue a parar tan cerca que provocó grandes olas. A pesar de todo Thorvald y sus hombres consiguieron salir con biende aquel lugar hast allegar a Skalanes, donde descansaron por un tiempo; posteriormente remaron hacia los bancos de pesca y en esta ocasión lograron muy buenas capturas.Thorvald guardó los dedos del troll para enseñarselos a la gente y todo el mundo convino que eran enormes y horribles.

LA PROMESA DEL VIKINGO

SUECIA

En el Mar Báltico, cerca de la desembocadura del Oder, hay una isla que lleva actualmente el nombre de Wolin, pero que antaño se llamaba Ioms, y poseía una villa fortificada, Iomsborg.
Allí, bajo el reinado del rey danés Svend, que llevaba el sobrenombre de “Barba doble” fundó Palnatoke, una colonia de Vikingos. Esta colonia se hizo casi independiente, tuvo su gobierno y su derecho consuetudinario y pronto se hizo próspera.
La isla servía de base para fructosas operaciones sobre las costas vecinas, y pronto albergó una flota numerosa y el rico botín traído de las aventuras.
Los guerreros que la habitaban, libres e intrépidos, se sometían, no obstante, a reglas rigurosas.






Habían promulgado leyes que ninguno podía infringir sin que le fuera en ello la vida. Prevenían así la relajación de las costumbres y conservaban en un alto grado las virtudes militares. Las mujeres estaban proscritas en la villa y, en periodo de paz, los vikingos no habían de permanecer fuera de las murallas más de tres noches consecutivas.
Al rey Svend “Barba doble” no le gustaban los vikingos de Ioms, cuyas expediciones no respetaban el país danés. Pero los temía por su audacia y no se atrevía a atacarlos abiertamente. Sin embargo, tramaba acabar con ellos con la astucia y buscaba en su propia temeridad el instrumento de su ruina.
Después de largas reflexiones, decidió invitarlos a una gran fiesta funeraria que se celebraba a la memoria del rey Haroldo, su padre. Envió, pues, mensajeros a Ioms, ante el duque Sigvald, quien gobernaba a los vikingos, rogándole que asistiera con sus guerreros a las solemnidades que preparaba.



El día señalado, la escuadra de los vikingos de Ioms se armó y se hizo a la vela en dirección a Dinamarca. El rey Svend la aguardaba en la isla de Seeland, en la que se celebrara la conmemoración y , cuando la flota estuvo a la vista, contó en ella sesenta navíos, todos ellos magníficamente aparejados, que cubrían todo el mar hasta el horizonte.
Para dar una buena acogida a sus huéspedes, Svend había ordenado celebrar unas ceremonias pomposas y había invitado a todo lo que de noble e ilustre había en Dinamarca. Conforme a la usanza, habían puesto grandes mesas para el festín.
Ya la primera noche, los vikingos se pusieron a beber sin moderación las bebidas fermentadas, la cerveza y el hidromiel, que les servían unos solícitos servidores. Y se pusieron a reír estrepitosamente, a cantar, a bromear y a pronunciar palabras desatinadas. Cuando el rey vio que los vapores de la embriaguez empezaban a turbar su razón, alzó la voz y dijo:
— Señores, no olvidemos que este día está consagrado al recuerdo de mi venerable padre. Bebo pues, y os pido que bebáis conmigo por Haroldo, rey de Dinamarca.
Llenaron los cuernos de metal cincelado y les dieron a los vikingos los más grandes, que rebosaban de la mas fuerte bebida. Y toda la asamblea bebió en honor de Haroldo.
— Ahora, dijo Svend, conviene que alabemos a Dios por los bienes y la gloria que concede a cada uno de nosotros. Bebo, pues, y os pido que bebáis conmigo por el nombre de Cristo.



De nuevo circularon entre los convidados los cuernos llenos; los que colocaron ante los vikingos tenían la altura de un niño. Y toda la asamblea bebió en honor de Cristo.
El rey continuó:
— Es justo también, en una reunión de guerreros, que se rinda homenaje al patrono de los hombres de guerra; el duque de las legiones celestiales. Bebo pues, y os pido que bebáis conmigo por el nombre de San Miguel.
Los cueros fueron llenados por tercera vez, y los que cogieron los vikingos superaban cualquier medida conocida. La asamblea bebió en honor de San Miguel.
El rey Svend comprendió entonces que los vikingos no eran ya dueños de sus palabras. Extendió el brazo para apagar el rumor que se elevaba y exclamó con un tono de buen humor:
— Señores, mi corazón se alegra grandemente por el espectáculo que se ofrece a mi vista; nunca han visto estas murallas compañía tan buena y numerosa, ni festín tan agradable por la alegría y la resistencia. Y un acontecimiento tan singular como éste, ¿no ha de dejar huella? Desearía que se produjera, hoy, en este lugar, un hecho único y extraordinario que hiciera este día para siempre memorable.






El duque Sigvald se levantó. Tenía la cara larga y la nariz encorvada; su tez era de natural pálida, sus ojos eran claros y brillantes. Entorpecido por la embriaguez, apenas podía tenerse en pie. Y respondió al rey:
— Tu proposición, Svend, merece ser tomada en consideración. Pero no olvidemos que tú estas por encima de nosotros, como la montaña esta por encima del océano; es a ti, pues, a quien corresponde dar el ejemplo de las acciones admirables que harán célebre este festín en este tiempo y en los tiempos por venir. Aquello que ti harás primero, nosotros lo haremos a continuación; me comprometo a ello delante de todos.
El rey le dio las gracias y dijo:
— Es costumbre, durante las fiestas como éstas, en las que están reunidos eminentes personajes, que se formulen promesas solemnes, propias para ennoblecer a quien las hace y para servir al interés común. Yo me plegaré de buen grado a esta respetable usanza, convencido como estoy de que seré seguido por vos, señores, y quizás superado; pues, así como los vikingos de Ioms son superiores a todos los demás hombres del Norte, del mismo modo sus promesas y sus proezas deben superar a todas las promesas y a todas las proezas. Vos, señores, sois cautivos de vuestra valentía y de vuestro renombre; no podéis emprender nada que no sea singular y maravillosamente llevado a término; vuestras aventuras llenarán de asombro a la posteridad.
Estas alabanzas obtuvieron un murmullo de aprobación. El rey Svend sonrió y continuó.
— Puesto que me corresponde a mí hablar primero, he aquí mi promesa: me comprometo a expulsar de sus Estados, antes del tercer invierno, a Ethelred, rey de Inglaterra; y digo que si no es expulsado de ellos, será muerto por mi mano sobre el suelo de su país, y quiero incorporar su reino al mío en el plazo que he declarado. Ahora te toca a ti, Sigvald, duque y caudillo de Iomsborg; te desafío a que hagas una promesa que valga con loa que yo acabo de hacer.
Sigvald replicó:
— Tu reto, rey Svend, es digno de tí y también de mí. Pero primero beberé, como tu hiciste hace un instante, a la memoria de mi padre, el duque Strutharald, quien, con prudencia y acierto, gobernó la provincia de Skaane, en Suecia.




Y cuando se hubieron vaciado los cuernos, Sigvald prosiguió:
— Escuchad cual es mi promesa: haré la guerra a Noruega con mis solas fuerzas, con mis compañeros y mis soldados; antes de dos años, habré expulsado de sus Estados o muerto por mi mano al duque Haakon ; y si esto no es así, sabed, señores, que dormiré mi último sueño bajo el túmulo de piedras de tierra noruega.
— ¡Esta es, exclamó el rey, la promesa que podía esperarse de un guerrero como tú! ¡Honor a ti, Sigvald, duque y caudillo de Iomsborg! Pero veo a tu lado a tu hermano Thorkel el grande, cuya estatura es la de un roble adulto. ¿Qué promesa hará él? Creo que, si abre la boca, oiremos palabras notables.
Thorkel el grande se volvió hacia el rey y dijo:
— Hace un rato que pienso en ello. Mi promesa será esta: como la sombra no deja a la lanza bajo el sol, yo no dejaré tampoco a mi hermano Sigvald; no huiré antes de que vea la popa de su nave vuelta hacia el enemigo. Y si él pone pie a tierra en las playas de Noruega, yo permaneceré en ésta tanto tiempo como su estandarte ondee sobre una línea de batalla.
El rey replicó:— Nunca han contemplado mis ojos a hombre más capaz que tú de cumplir lo que prometes. Y tú, Bue el corpulento, cuyo peso hace doblegarse a un caballo y vacilar a la nave de mejor puente, ¿qué nos dirás? Si tu promesa está a la altura de tu corpulencia, palabras formidables van a herir nuestros oídos.Bue era enorme, como una de esas peñas que quebranta la furia de las olas; tres hombres habrían cabido holgadamente en la cota que ceñía su torso.
— Esta es mi promesa, rey Svend — dijo él con voz de trueno —: marcharé coy el duque Sugvald en esta expedición, y sólo huiré cuando haya mas guerreros abatidos que en pie; e, incluso entonces, si el duque Sigvald lo quiere, yo resistiré.
— No esperaba menos de ti replicó el rey —. Ahora es tu vez, Sigurd, a quien llaman “manto”, tú, cuya intrepidez, si damos crédito al rumor popular, no tiene igual. Ya has oído a Bue, tu hermano; dinos ahora qué harás tu.
Sigurd-Manto se puso en pie. Era bello, poco hablador y tímido. Respondió:
— Mi promesa es corta, señor. Seguiré a mi hermano; huiré si él huye, moriré si el muere.
— Lo sabía —dijo el rey—, estáis unidos, no sólo por la sangre, sino por el valor de vuestras almas. Ahora tú, Vagn, hijo de Aege. Tus tíos Bue y Sigurd te muestran el camino. Se sostiene que tu fidelidad nunca flaqueó, y que si sólo existe un hombre capaz de cumplir su palabra, tú eres ese hombre. Y tengo curiosidad por oírte, pues aquellos de quienes desciendes fueron intrépidos guerreros y audaces navegantes.



Vagn avanzó hasta el centro de la sala. Era alto y bello, y toda su persona respiraba juventud y fuerza; llevaba una armadura resplandeciente, un collar de oro y un casco cuya cimera brillaba como la media luna.
— Rey Svend, dijo, ésta es mi promesa: También yo iré con el duque Sigvald hasta Noruega; combatiré junto a Bue, mi tío, a quien amo mas que a ninguna otra persona en el mundo, y mientras Bue viva, él tocará mi mano y verá relucir mi espada. Pero yo haré dos promesas más: la primera es la de no volver a Dinamarca antes de haberme acostado en la cama de Ingeborg, la hija del noruego Thorkel Lera, la más hermosa doncella del Norte, y ello sin el consentimiento o incluso contra la voluntad de su padre y de toda su familia. La segunda es la de no volver a Dinamarca antes de haber matado a Thorkel Lera, que es el primero entre los hombres de Noruega.



Guardó silencio, y el rey exclamó:
— La promesa mas grata y la más temeraria es la que tú has hecho, Vagn, y esto no puede sorprender a nadie, pues tú te elevas, por la audacia y la constancia, por encima de los héroes de este país y de los que viven en otras regiones.
Entonces, bebió en honor de Vagn y la asistencia lanzó largas aclamaciones.
* * *
Un viejo poeta cantó la batalla que libraron los vikingos con el duque Haakon sobre las playas de Noruega, en el fiordo de Hiörungevaag.
En los gavilanes del mar, en las grandes naves veloces, los vikingos llevan espadas y cotas; la velocidad es su gozo, el azote de la brisa, su placer. Y se lanzan a través de las líquidas praderas.



Por todas partes, del mediodía a septentrión, ha resonado el fragor de las armas. Tú no esperabas tan pronto, Noruega, este choque formidable. Y tú, oh duque, el destructor de los feroces navíos, de los monstruos marinos, tu tiemblas ante la nueva de que, en el sur, llevadas y mecidas por las olas, ascienden las naves de Dinamarca.
Por el mar profundo, condicen los guerreros sus naves, sus embarcaciones ligeras. Y ahora, poeta, entona el canto de honor para los héroes valerosos, para aquellos que han combatido, han remado, han tensado el arco con los ojos clavados en el suelo natal, y que han muerto realizando grandes hechos.
El horizonte se cubre de barcos impacientes. El viento impele con viveza a los vikingos hacia el norte. En las velas y las jarcias, retumba y ruge la tempestad. Sobre las montañas de espuma, galopan los corceles de la mar; su pecho hiende las azules aguas; a sus flancos se levantan y se desploman gélidas cascadas; sus pies dominan el furor de la ola.



Los corceles de la mar han conducido a sus amos hasta la tierra de Noruega, y el estrépito de las batallas pronto llena los aires. Allí se encuentran y chocan innumerables navíos; los escudos retumban bajo el golpe de las espadas, y para los cuervos se prepara un inmenso botín.
El duque Haakon ha escogido a sus hombres más valientes, a sus soldados más decididos para hacer frente al asalto de Sigvald. Ha formado en orden de combate a sus mejores navíos. Los remos emparejados tiemblan bajo el vigoroso esfuerzo de los remeros, pero el corazón de los guerreros que se abren camino por las olas no ha temblado.



A la cabeza de los vikingos van tres caudillos de renombre: Sigvald el duque, que es fuerte y buen capitán; Bue el corpulento, de brazo terrible; y Vagn, el mas bello joven. Toda una flota obedece a cada uno de ellos, una flota que recibe de sus labios la orden de vencer. Largo tiempo perdurará el recuerdo de aquellos cuyas armas han levantado este tumulto. Para siempre será famoso el combate librado en el ancho Hiörungevaag.
Las naves danesas, blancas y puras como vírgenes del océano, se deslizan a lo largo de las riberas. Algunas ya están vacías de marineros, muchos corceles que vagan por el agua ya no llevan sino cadáveres. En lo más alto de los mástiles se agitan las banderas. El viento de las espadas cortantes desgasta las camisas de hierro. ¡Cuántas vidas destruidas bajo las hondas y las lanzas! Sobre los grandes escudos, cantan las espadas desnudas.
Cabezas y manos saltan por encima de la borda. A los lobos atraídos a la ribera, el mar les trae su presa.El vikingo hiende los cascos de bronce y corta las cotas más sólidas. El vikingo asesta golpes redoblados en la masa enemiga. Aquel que hace frente al vikingo corre al encuentro de la muerte.



Ningún arma permanece inactiva; los puños golpean los pechos; con rabia remolinean las espadas; las hachas buscan ávidamente los cráneos; en espesa nube vuelan las flechas; con grandes voces, cantan, sobre los escudos, las espadas ensangrentadas. Cuando brilla la espada fogosa, la cota, cosida bien tupida por las manos de las mujeres, se rasga de arriba a abajo; defensa inútil en lo sucesivo, buena para lanzar al mar.Los gavilanes de la mar se doblan y gimen bajo el peso de los muertos. Las espadas prontas a abrir heridas abaten a los héroes intrépidos; sobre las cabezas cantan las espadas relucientes; los cascos rotos ya no preservan de la muerte.Crece el fragor de la batalla. Se oye a lo lejos, en el mar y en tierra firme. Y he aquí que, ante el furor de los vikingos, en el huracán de dardos, entre los quejidos y el clamoreo, los hombres de Noruega retroceden.



Con la cólera y la desesperación en el corazón, el duque Haakon debe retroceder. Gana la playa y desembarca en la arena. Entonces, echa mano de un cuchillo afilado, hace venir a su hijo pequeño, Erling, un hermoso niño, y lo degüella, lo sacrifica a los dioses, invocando la victoria. No obstante, Bue el temible ha roto la línea enemiga. Su nave vuela a través de las filas. Hace un gran trabajo para los cuervos, y el canto de las espadas ahoga el rumor del mar.
Y de repente, del norte, acude contra los vikingos la tempestad. Un tremendo temporal se abate sobre los guerreros de Dinamarca. El pedrisco crepita sobre los cascos; las nubes dejan caer piedras de hielo; el viento ciega a los héroes. Las heridas se abren, la sangre mana.



Cada pedrisco es tan grande como una moneda, y cada pedrisco le da a un hombre. La sangre roja se derrama por el mar, pero el agua del cielo borra pronto sus huellas. Con la lluvia se mezclan flechas y azagayas, y, de pronto, los nubarrones se animan: en la bruma, galopa y carga el ejército de las valquirias.
¡Noruega, Noruega, un nuevo ardor te posee! ¡Lanza adelante, oh duque, la nave en que ondea tu bandera!En la proa de esta nave hay una mujer de pie. Los vikingos, llenos de espanto, lo han visto. Ella extiende los brazos; sus ojos lanzan llamas maravillosas; de sus dedos salen flechas, numerosas como las gotas de lluvia. Abte la horrible hechicera, caen los más nobles guerreros; nada puede salvarlos de la muerte. Nunca tan dura prueba ha sorprendido a unos héroes; nunca tan gran desorden ha turbado el inmenso mar.
El miedo habla con su voz funesta a los oídos del duque Sigvald: «¡Saca a tus naves de la batalla, iza la vela, coge el timón! ¡Allá abajo donde está la tierra de Dinamarca, una esposa amada espera tu regreso!».



Las velas suben a lo alto de los mástiles, la ola impulsa a los barcos, en el viento hincha sus alas blancas, y hacía el horizonte huye Sigvald el cobarde.
Pero Bue y Bagn no han huído. ¡Que se alejen hacia Dinamarca los barcos traidores! ¡Que otros, privados de guerreros, se dispersen a la ventura! en el de Bue y en el de Vagn permanecen los hombres valientes. El que los aborda es repelido con violencia, el que los ataca es precipitado al agua profunda.



Pero Bue, el héroe fornido, es golpeado duramente; su nasal está destrozado, sus labios, cortados, sus mejillas, rajadas, su mentón, roto. Pero el enemigo no lo capturará- En el fondo de la nave hay dos cofres llenos de tesoros. Bue se apodera de ellos y se arroja al mar, que traga al valiente.
Vagn ha combatido como el águila; bajo su espada ha sometido a los más fuertes, a los más audaces. Ha dado a las aves de rapiña una abundante cantidad de alimento. Pero el número lo abruma, la fatiga lo aplasta; sus heridas le escuecen, su sangre le quema como el fuego. Con treinta de los suyos, es capturado por los noruegos.



Los vencedores ganaron la costa con sus prisioneros. Ataron a éstos unos con otros con una larga cadena y los encerraron bajo la vigilancia de esclavos. Luego, los noruegos encendieron fuegos, sacrificaron reses y prepararon un festín en el que pasaron el tiempo hasta el anochecer. Cuando estuvieron saciados, fueron a ver a los prisioneros, y el duque Haakon dijo feliz;
— Señores, he decidido, para regocijaros después de la bebida, que todos estos vikingos sean decapitados antes de la noche; y he decidido también que el mas digno y mas glorioso de nosotros, Thorkel Lera, el primer guerrero de este país, lleve a cabo esta mueva proeza.
— Ella no me asusta nada — Dijo Thorkel Lera —, y que pierda vuestra estima, señores, si me hago culpable de blandura. Acomodaos y ved actuar a la espada de Thorkel Lera.



Desataron a algunos de los vikingos mas heridos, y tres de ellos fueron arrastrados ante él. Los esclavos, ocupados hasta entonces en vigilarlos, les tiraron de los cabellos hacia atrás para que el cuello quedase bien al descubierto. Thorkel levantó su espada e hizo caer las tres cabezas una detrás de otra. Luego volviéndose hacia el duque, dijo orgullosamente:
— Una vieja leyenda pretende que no pueden cortarse tres cabezas seguidas sin demudarse. ¿Es eso cierto, duque Haakon?
El duque contestó:
— Tu rostro no se ha demudado, Thorkel, durante la tarea, pero has palidecido, me parece, antes de empezarla.



Hicieron avanzar a un cuarto vikingo, que sufría también graves heridas y apenas podía moverse. Thorkel lo miró de hito en hito y le dijo:—Hete aquí buen cerca de la muerte, amigo mio. ¿Qué piensas de ello?



El vikingo respondió tranquilamente:
—Pienso que esto mismo le llegó a mi padre, a mi abuelo y a todos mis antepasados, y que preciso es que me llegue a mi también. Los esclavos le hicieron arrodillarse, tiraron hacia sí de sus cabellos, y Thorkel lo mató.
Trajeron al quinto vikingo. Thorkel Lera le preguntó:—¿No encuentras desagradable morir?El hombre dijo:—Sabe que las leyes de Iomosborg no enseñan ni el miedo ni el lamento. El mismo se inclinó y presentó el cuello a la espada.
Con la sexta víctima, Thorkel repitió su pregunta y recibió esta respuesta:—Es preferible morir honrosamente como yo que vivir vergonzosamente como aquel que hace oficio de verdugo. El séptimo vikingo se acercó. Tenía en la mano un chuchillo que no habían podido arrebatarle.






Cuando Thorkel le hubo preguntado contestó:— Estoy contento de morir de este modo y sólo deseo una cosa, que tu golpe sea rápido y certero. En Iomosborg, hemos discutido muchas veces sobre si un hombre al que decapitan conserva algo de conocimiento en el instante que sigue a la caída de su cabeza. Quiero hacer esta experiencia con este cuchillo, y te ruego que me observes con atención cuando me hayas cortado la cabeza; si conservo algo de conocimiento, agitaré mi cuchillo; sin o, mis dedos lo dejarán escapar.Thorkel se lo prometió y le asestó un golpe rápido como el rayo. El vikingo cayó rodando al suelo y el cuchillo le saltó de la mano.



El octavo vikingo, hombre de aspecto feroz, con ojos encendidos, le respondió:—Moriré sin queja, como todos los vikingos de Ioms, pero no quiero ser tratado como un cordero. Permíteme sentarme; entonces, me golpearás en pleno rostro y observarás bien si cambio de expresión, pues éste es también un problema sobre el que no nos ponemos de acuerdo.Se hizo lo que él deseeaba, y Thorkel le golpeó con su espada en pleno rostro. Las facciones del vikingo permanecieron inmíviles, excepto los párpados, que se cerraron cuando la muerte los tocó.A continuación, los esclavos empujaron hacia adelante a un muchacho que tenía una magnífica cabellera rubia y sedosa.—No sientes mucho dejarnos tan pronto? — le preguntó Thorkel Lera.
—¿Porqué habría de sentirlo? — respondió—.Lo mejor de mi vida ya ha pasado, y acabo de ver morir a tan grandes guerreros, que me sonrojo al pensar que yo pueda sobrevivirles. No obstante, me repugna ser arrastrado a la muerte por unos esclavos. Exigo que un hombre libre ture de mis cabellos, y que ponga cuidado en que la sangre que saltará no los manche.Un noruego se acercó y agarró la cabellera del adolescente. Tuvo que enroscarla varias veces en torno de sus muñecas, de tan largos y finos como eran sus rizos; luego, tiró violentamente. Thorkel hizo oscilar su espada, pero, en el preciso instante en que el arma caía, el vikingo hizo un movimiento hacia atras con la cabeza, de manera que el golpe alcanzó al que sostenía los cabellos y le cortó limpiamente los brazos a la altura del codo. El muchacho se puso en pie de un salto y exclamó echándose a reir.—¿Quién de vosotros, señores, ha olvidado sus manos entre mis cabellos?
El duque Haakon dijo a los de su corte:—Verdaderamente, éstos son unos temibles adversarios; no conozco nada que esté a la altura de su valor y su astucia. Y, dirigiéndose a Thorkel Lera, añadió;—Apresurate a matar a todos los que todavía viven; sino, las cosas pueden tomar un mal cariz.



Entonces, su hijo, el duque Erik, que estaba a su lado, le hizo señas a Thorkel Lera de que esperase y dijo:—Dudo de que haya de terminar esta tarea. Su audacia y su genio me llenan, no de espanto, sino de admiración. Sería mas prudente ganarnos a estos valientes que exterminarlos como malhechores. Informémonos, por lo menos, de su ascendencia; la mayoría de ellos no pueden ser de raza vil.
Y preguntó al joven vikingo cómo se llamaba.—Me llamo Svend, soy hijo de Bue el corpulento y de nobleza danesa.—¿Qué edad tienes?—Cumpliría dieciocho años el próximo invierno si viviera hasta entonces.—Vivirás; me comprometo a ello.
Y le hizo entrar en su séquito. El duque Haakon frunció el ceño. Una cólera sorda le llenaba el pecho, pero la contenía, pues temía a Erik, que era querido en Noruega y resistía mal la autoridad paterna.—¡Sea! —dijo—, éste te pertenece. Y ahora, ¡que Thorkel Lera acabe de una vez!



Erik intervino de nuevo:—Todavía no. Quiero conversar con estos hombres y decidir sobre la suerte de cada uno de ellos. El duque Haakon guardó silencio. Trajeron a otro prisionero, que era alto, bello y de aspecto vigoroso. Thorkel le dijo: — Y tu vikingo, ¿no echas de menos alguna cosa, ahora que vas a morir?—Nada, dijo el hombre, salvo no haber podido cumplir antes una promesa solemne que hice.El duque Erik preguntó:—¿Cómo te llamas y cuál es la promesa?El vikingo respondió:—Soy Vagn, hijo de Aage y nieto de Palnatoke, el fionés.—¿Y tu promesa?—Me comprometí, su desembarcaba en el suelo de Noruega, a matar a Thorkel Lera, después de haberme acostado, contra su voluntad y la de los suyos, en la cama de Ingeborg, su hija, que es la doncella mas seductora del Norte. Y afirmo, señores, que moriré apesadumbrado, que habré malogrado mi vida, si no puedo cumplir mi promesa.



Al oir estas palabras, Thorkel Lera exclamó:—¡Ya te lo impediré yo!Se arrojó sobre Vagn, con la espada al puño. Pero su enemigo, rápido como el rayo, evitó el choque. Thorkel golpeó el aire y, arrastrado por el peso del arma, cayó pesadamente, perdiendo su espada. Vagn se apoderó de ella y, antes de que nadie pudiese detenerlo, dio con ella un golpe terrible en la nuca de Thorkel, diciendo:
—Por lo menos habré cumplido la mitad de mi promesa y moriré contento a medias.El duque Haakon se levantó, presa de una extrema agitación, y acuciaba a sus hombres a matar a Vagn. Pero el duque Erik se precipitó delante de los noruegos y les dijo:—Si me es permitido levantar aquí la voz, os juro que antes pasareis por mi cadáver que tocareis a este vikingo.



El duque Haakon palideció. Vio a su hijo sereno y decidido; vio a sus fieles, vacilantes, bajar sus lanzas y retroceder; y extendió su mano en signo de paz.—No nos pelearemos por tan poca cosa, hijo mío —dijo—; que se haga tu voluntad, ya que eres tú, ahora, quien habla como dueño y señor.
—Señor —respondió Erik—, algún día me daréis la razón por haberos conservado la vida de este hombre. Por lo que se refiere a Thorkel Lera, no os sorprendáis de su fin repentino. Vos mismo, padre mío, lo habéis anunciado hace un momento al decirle: «Has palidecido al comenzar tu tarea». Y nadie ignora que la palidez de la frente de aquel que va a dar muerte a otros es el presagio cierto de una muerte próxima.
El ejército noruego levantó pronto el campo para volver a sus ciudades. Vagn se sentó junto al duque Erik. Cabalgó hasta el anochecer hasta que llegaron a la villa de Vigen. Y aquella noche, se acostó en la cama de Ingeborg, la virgen mas bella del Norte, y permaneció junto a ella todo el invierno.

EL ORIGEN DE LOS ELFOS


ISLANDIA
En cierta ocasión Dios Todopoderoso fue a visitar a Adán y Eva, quienes le recibieron con agrado y le mostraron todo cuanto había en su casa, incluidos sus niños que le parecieron muy prometedores. Él le preguntó a Eva si tenía algún otro hijo además de los que le había mostrado. Ella respondió que no. Pero la realidad es que Eva no había tenido tiempo de bañar a algunos de sus niños cuando llego Dios, y tuvo vergüenza de enseñárselos, así que los escondio donde no pudieran ser vistos por él.
Dios que todo lo sabía, le dijo: "Aquellos que tienen que ser ocultados a mí, también tendrán que ser ocultados ante los hombres".
Es por ello que ahora esos niños se han vuelto invisibles para los hombres, viven en los bosques, ciénagas, colinas y rocas.
Los elfos descienden de ellos, mientras que los humanos son los niños que Eva mostró a Dios. Los seres humanos no pueden ver, bajo ningun concepto, a los elfos a no ser que éstos lo deseen, pero los elfos sí pueden ver a los humanos e impedir que éstos los vean. Por esta razón son denominados el Pueblo Oculto.
El nombre más común para los elfos en Islandia es Huldufolk o Pueblo Oculto, que se considera más elegante y apropiado que el viejo término álfar o elfo.

martes, 25 de agosto de 2009

El arte de la guerra de los vikingos (armas y armadura)





Todos los hombres libres disfrutaban del derecho de llevar armas en la época vikinga. Tenían que entrar en las filas cuando se lo pedía su señor o rey. En algunas zonas, notablemente en Suecia central, la gente también era requerida para guarnecerse y armar barcos. Con este propósito, la tierra se dividía en unidades que comprendían un cierto número de granjas y cada una de ellas tenía que proporcionar un barco totalmente equipado cuando se lo pedían.
Los vikingos generalmente combatían a pie. El hecho de que se enterraran caballos junto a algunos vikingos ricos indica que hubo algunos guerreros montados, pero esto sin duda no era corriente. Los buques de guerra vikingos se usaban principalmente para transportar ejércitos a la escena de las batallas campales; los combates marítimos eran menos corrientes, aunque se mencionan algunos en las fuentes escritas. El más conocido es la batalla de Svöld, hacia el año 1000. Las narraciones en fuentes inglesas y francas de las batallas campales libradas por los vikingos en Europa occidental dan fe de la fuerza y habilidad de sus cuerpos combatientes. Los vikingos infundían terror a sus oponentes y lucharon a sangre y fuego por todo el noroeste de Europa. Las armas que hicieron tantos estragos fueron la espada, la lanza y el hacha de combate, y arcos y flechas. Las descripciones en tallas contemporáneas, como las piedras decoradas conmemorativas encontradas en Gotland, nos dan una idea del aspecto de esos guerreros vestidos para la batalla con casco y cota de malla y totalmente armados. Podemos aprender mucho más de las tumbas en los países escandinavos, muchas de las cuales contienen el equipo de los combatientes, que enterraron con ellos.
La espada era la mejor de todas las armas, muy apreciada por su poder combatiente y como símbolo de posición social: cuanto más alto era el rango del guerrero, más magnífica era su espada.




La empuñadura estaba a menudo ricamente adornada, pero aunque una empuñadura muy elaborada denotaba un dueño poderoso, era la hoja de la espada la parte más importante del arma, porque de ésta dependía la vida de su poseedor. Las hojas de dos filos, con un largo de setenta a ochenta centímetros, eran ligeras y flexibles, fuertes y afiladas. Algunas eran importadas del imperio franco, pero sus empuñaduras se hacían y se montaban en Escandinavia, adornándose a menudo con los estilos artísticos predilectos de los vikingos. La espadería franca más famosa era la de Ulfberth, cuyo nombre figura en muchas hojas de espada.


Las hojas de fabricación escandinava no eran inferiores a los ejemplares importados más exóticos. También se hacían empleando un método conocido como “soldadura modelo” por el que largos flejes de hierro de composición ligeramente diferente se soldaban juntos formando un núcleo y un filo hecho con un acero más duro y afilado se soldaba a los lados. Luego se pulía la hoja y una ranura longitudinal, conocida como abatanador, se afilaba por todo el largo. El propósito del abatanador era aligerar la hoja sin reducir su fuerza y aumentar su flexibilidad. Después de mil años bajo tierra, casi todas las hojas de las espadas que se han recuperado están ahora muy corroídas, pero algunas de ellas todavía tienen hermosos dibujos en su superficie. Las espadas se llevaban en vainas hechas con tiras de madera cubiertas con cuero y forradas con lana. La lanolina de la lana habría servido para preservar la hoja del deslustre y la oxidación. Las espadas más espléndidas se guardaban en magníficas vainas adornadas con monturas de bronce o doradas alrededor de la boca y en la punta (la contera). Se han encontrado monturas de vaina en muchas tumbas, aunque los materiales orgánicos de la vaina misma normalmente han desaparecido.


Las espadas de doble filo se usaban para dar un tajo al enemigo, causando sin duda lesiones terribles. Los huesos mutilados de esqueletos desenterrados en Hedeby y otras partes dan una idea de la clase de heridas causadas. Los cuchillos de combate cortos, de un solo filo, estaban concebidos para clavarse en el oponente cuando se entablaba un combate cuerpo a cuerpo y los guerreros vikingos llevaban a veces espada y cuchillo. El arma ofensiva más eficaz de todas era la lanza, con su hoja de hierro delgada y afilada de hasta cincuenta centímetros de largo, sujetada a un asta de madera por medio de una arandela. Algunas lanzas, lo mismo que las espadas de mejor calidad, tuvieron que ser armas de categoría. Sus hojas eran de soldadura de modelo, con filos y punta afilados y las arandelas estaban damasquinadas con plata o bronce. La mayoría de las lanzas que se han encontrado en tumbas, sin embargo, son más sencillas y no están adornadas, pero no obstante son muy eficaces.


Aunque el hacha de combate se asocia popularmente con los vikingos, en conjunto parece haber sido menos preferida como arma que la espada y la lanza. Se han encontrado menos y casi todas ellas en Escandinavia occidental. Estaban hechas de un modo bastante sencillo: un filo cortante se soldaba a un bloque de hierro y el extremo se encajaba a un mango de madera y se sujetaba firmemente. La mayoría de las hachas de combate no estaban adornadas y no se distinguen de las hachas de trabajo; se supone que son hachas de combate por el hecho de que han sido encontradas en tumbas junto con otras armas. Unos pocos ejemplares son mucho más espléndidos y tuvieron que ser hechos para ceremonias o exhibiciones. La mejor, con mucho, es el hacha de la tumba real o aristocrática de Mammen, en Jutlandia. Está damasquinada con plata según los primorosos modelos que dan su nombre al estilo artístico de Mammen y es difícil imaginarse que haya sido alguna vez usada en la batalla; fue probablemente un símbolo de riqueza, posición social y poder.
Los arcos y flechas también se usaban en la guerra, pero probablemente más en la caza. Aún sobreviven un gran número de puntas de flecha de hierro y varias formas diferentes aunque sus astas de madera normalmente han desaparecido. Los arcos de madera son más raros, ya que, estando hechos de madera, generalmente se han descompuesto totalmente, pero se ha encontrado uno entero en un terreno anegado en Hedeby. Mide noventa y dos centímetros de largo y está hecho de tejo, una madera muy flexible que se usaba para hacer arcos en la Edad Media.


Los vikingos se defendían en la batalla con escudos redondos que les protegían el cuerpo desde el hombro hasta el muslo. Estaban hechos de madera, a menudo de tilo, cubierta con cuero. Éste podía luego adornarse con monturas de metal y símbolos y a veces se pintaba con colores vivos. El canto de cada escudo se reforzaba con una tira de hierro y había una protuberancia de hierro en el centro para proteger la mano que lo llevaba. Se ha conservado poco de la madera de los escudos, pero se puede calcular su tamaño y el tipo de adorno que tenían, por los accesorios de metal que han quedado. Los escudos encontrados en la nave funeraria de Gokstad tiene un metro de diámetro y ése era probablemente el tamaño normal.




Otros medios de protección eran el casco y la armadura que llevaban algunos vikingos. Sin embargo, se encuentran raras veces en las tumbas o en otros emplazamientos arqueológicos que parece poco probable que se llevaran normalmente y seguramente eran prerrogativa de los más altos rangos de la sociedad. El único casco de la edad vikinga que se ha conservado se encontró en una tumba de Gjermundbu, en Noruega. Está claro que un gran hombre fue enterrado allí, pues además de un casco tenía una cota de malla y una hermosa espada con una empuñadura damasquinada con plata y cobre. Tanto el casco como la cota de malla se encontraban en una condición fragmentaria cuando fueron descubiertos, pero el caso ha sido reconstruido y está ahora en el museo de Oldsaksamling en Oslo. El casco de hierro es abovedado con un penacho central y una especie de visera para proteger la nariz y los pómulos. Un poco de cota de malla cuelga por detrás para proteger el cuello. El resto de la cota de malla tenía probablemente la forma de una túnica corta que se llevaba sobre un jubón acolchado o de cuero para proporcionar una protección adicional.



Se conocen otros cascos sólo a través de ilustraciones pictóricas. Los cascos de los guerreros representados en las piedras decoradas de Gotland con invariablemente cónicos y tienen una protección nasal. Una estatuilla de Sigtuna, en Suecia, tallada en cornamenta de alce, también lleva un casco cónico con una protección nasal, que está adornada con un motivo de anillos y puntos. Resulta imposible decir si esos cascos estaban hechos de hierro como el modelo de Gjermundbu; podían haber sido de un material menos fuerte, como el cuero. No obstante, sabemos con certeza que ninguno de ellos llevó cuernos.
Equipos como éste probablemente pertenecieron a los ricos y poderosos entre las fuerzas vikingas, o a los combatientes profesionales que formaban los ejércitos privados o eran los guardaespaldas de reyes y señores, especialmente en Noruega. Las espléndidas espadas con empuñaduras adornadas y hojas francas, los cascos y túnicas de cota de malla, habrían sido desconocidos por la gran mayoría de los combatientes, granjeros y pescadores que eran instados a servir en épocas de conflictos y cumplir con sus obligaciones para con su señor. Esos hombres llevarían armas sencillas, probablemente sólo su hacha de trabajo que usaban como arma de batalla.

lunes, 24 de agosto de 2009

El cantar de Grimnir: el mito del árbol del mundo

Sobre Yggdrasill, o el árbol cósmico, se apoyan los nueve mundos escandinavos. Ciervos y cabras mordisquean sus ramas, su tronco se pudre el dragón Nidghogg masca sus raíces, lo cual produce gran sufrimiento. Pero es salvado por las tres Normas: Destino, Ser y Necesidad, que riegan todos los días el agua con el pozo del destino.
.
El poema escandinavo "El cantar de Grimnir" dice que de todos los árboles,
es el mejor.
es un enorme que crece en el centro del cosmos protegiendo y nutriendo a los mundos.
En el cantar, los dioses cabalgan todos los días "desde Yggdrasil" para repartir sus destinos a la humanidad, y fue en Yggdrasill donde Odín, dios supremo, se sacrificó por voluntad propia, colgándose durante nueve días, antes de poder agarrar las
del poder. Yggdrasil daba la vida a nueve mundos, dispuestos entre capas:
1. Superior: Asgard, el reino de los Aesir, de los dioses guerreros.
2. Vanaheim, reino de los Vanir o dioses de la fertilidad.
3. Aflheim, reino de los
de la luz.
En la capa central, unidos con Asgard por Bifrost, el puente del arco iris, estaba Midgardr (Tierra Media), reino de los hombres mortales , y también Jotunheimr, mundo de los gigantes, Nidavellir, tierra de los enanos Svartalfheiem, tierra de los elfos negros. Debajo estaba Niflheimr, reino de los muertos, y su fortaleza Hel.
El noveno mundo, a veces se considera que es Hel y a veces el fuego primigenio Muspell, que aniquilará la creación al final de los tiempos.
Yggdrasill sobrevivirá y portegerá en el bosque de Hoddmimir al hombre y a la mujer que han de repoblar el mundo. Las ramas de Yggdrasil se extienden por todo el mundo y llegan hasta los cielos.

Yggdrasill, árbol del sacrificio
Yggdrasill signfica literalmente "caballo terrible" o "caballo de Odín". Cuando Odín se inmoló en el árbol para consguir el conocimiento de las runas mágicas, se lo describe como "cabalgando" sobre el caballo en el mismo sentido en que los poetas escandinavos se refieren a la horca como a un caballo.

Yggdrasill, árbol protector
Yggdrasill cobija a los nueve mundos. Al final del tiempo, durante la batalla de Ragnarok protegerá a un hombre y a una mujer: Lif y Lifthrasir, que se alimentarán por las mañanas de su dulce rocío y serán el inicio de la nueva vida en la nueva era.

Loki y el Gigante

Durante la guerra entre los Aesir y los Vanir, Asgardr había perdido sus murallas. Un día, vino un hombre a caballo y ofreció construir una muralla más fuerte que la anterior. Sin embargo, el precio por su trabajo era el sol, la luna, la diosa Freyra como esposa. Por consejo del artero dios Loki, los dioses acceden, pero solo acondición de que la obra se realice en seis meses (algo que, naturalmente, consideraban imposible).
Pese a esto, el hombre y su caballo, Svadilfari, trabajron con tal rapidez que la obra fue acabada tres días antes del plazo. Los dioses estaban aterrados, por lo que Loki, que podía transformarse, adoptó forma de yegua y logró alejar a Svailfari para que el hombre fuese incapaz de terminar a tiempo la muralla.
El hombre se enojó entonces tanto que empiezó a crecer y crecer y a mostrar que en realidad era un gigante de las rocas, una estripe que odiaba a los dioses. Entonces Thor le da muerte con un golpe de martillo.
Meses después, Loki regresó con un extraño potrillo, engendrado por Loki y Svadilfari. Se trataba de Sleipnir, el futuro caballero de ocho patas de Odín, que corría más que nada en el mundo y podía llevar a us jinete hasta Hel, la tierra de los muertos.

Las Valquirias

Las Valquirias eran mujeres sobrenaturales que tenían varias misiones: vivían con Odín en el palacio dorado de Valhalla, donde servían cerveza a las sombras de los guerreros muertos; también entraban en la batalla sobres sus caballos, con armaduras y con lanzas, y asignaban la victoria y la derrota - "valquiria" significa literamente "la que elige a los caídos" - Dos Valquirias, Gunn y Rota, elegían a los hombres para la muerte, acompañadas por Skuld (necesidad), la más jóven de las Nornas, una de las Tres Parcas que conforman las vidas de los hombres.
Las Valquirias pudieron haber tenido relaciones especiales con los guerreros llamados berserkir quienes inspirados por la furia de Odín en las batallas, se despojaban de sus armaduras para luchar con fuerza sobrenatural. Ciertamente, los berserkir, tenían muchas probabilidades de morir en la batalla y por lo tanto ganarse un lugar en el Valhalla, donde pasaban el tiempo luchando y bebiendo.
El Valhalla se representaba como un enorme palacio dorado, con techo de escudos, una estructura de lanzas y 540 puertas, por cada una de las cuales, podían desfilar en columnas hacia la batalla final de Ragnork.

Sigurd vencedor del dragón

Sigfrido o Sigurd, hijo del héroe Sigmund y favorito de Odín, creció huérfano. De gran valentía, cuando era muy joven, mató al dragón Fafnir por deseo de Regin, el herrero, robándole el tesoro. Sin embargo, el tesoro oculto estaba encantado por un anillo que había recibido una maldición y la tragedia se desata.
Sigurd, poco después se casa con Gudrun, hija del rey de los Nibelungos y accede a ayudar a su hermano Gunnar a conquistar Brynhildr, una valquiria que vivía tras un muro de fuego. Disfrazado de Gunnar, la conquista tras entregarle el fatídico anillo, luego de lo cual, Gunnar, se casa con ella. Pero Gudrun, la esposa de Sigurd, al ver a Brynhildr llevar el anillo, le cuenta la verdad para burlarse de ella. Brynhildr, furiosa y exige que Gunnar y su hermano Hogni maten a Sigurd, para después suicidarse, quemándose en la propia pira funeraria de Sigurd.
Gudrun se casa con Atli, hermano de Brynhildr, al cual le pide que mate a Gunnar y a Hogni, en venganza por haber matado a Sigurd. Luego Gudrun mata a sus hijos con Atli, hace unas copas con sus cráneos y le sirve a Atli su sangre en lugar de vino y sus corazones en lugar de carne.
Finalmente, incendia su palacio, y mueren todos los que allí estaban.

El lobo Fenrir

El lobo Fenrir era hijo de Loki (el dios marrullero).
Fenrir fue llevado a Asgard, pero cuando creció era tan fiero que solamente el dios Tyr se atrevía a acercarse para darle de comer.
En una ocasión, los dioses lo ataron y lo amordazaron, lo engañaron para tal propósito para lo que utilizaron dos cadenas llamadas Laeding y Dromi, diciéndole que no podría desatarse. Pero sin embargo, Fenrir pudo hacerlo con facilidad. Entonces resolvieron atarlo con un grillete mágico del que no pudo escapar: permanecería atado hasta la batalla final de Rangnarok.
Al principio sólo era un cachorro, pero conforme se alimentó y empezó a crecer llegó un punto que fue imposible controlarlo. Dos veces fallaron los dioses en su intento por apresarlo: primero con la cadena Leding y después con la todavía más fuerte Droma, de las que se liberó fácilmente.
Los dioses del Asgard pidieron la fabricación de una ligadura irrompible a los enanos. Éstos les fabricaron una cinta liviana, dulce, sedosa y fina, que sin embargo nadie podría romper, pues estaba fabricada con el sonido de la pisada del gato, la barba de la mujer, las raíces de la montaña, los nervios del oso, el soplo de los peces y la saliva del pájaro. La llamaron Gleipnir. Lo encadenaron en la isla Lyngvi, en el lago Ámsvartnir.
Sólo Tyr -el dios con cuernos- se ofreció a realizar la proeza. Para ello, los dioses idearon un juego en el que Fenrir debía dejarse amarrar para probar si podía romper la cinta, algo que ellos no podían. Desconfiado, debido a sus anteriores experiencias, el lobo consintió para no pasar por cobarde, a condición de que uno de ellos pusiera la mano en su boca durante todo el tiempo que durara la prueba. Tyr, entonces, con valentía y sencillez extendió su mano derecha y se la metió en la boca. Los otros dioses ataron a Fenrir, quien empezó a debatirse cada vez más ferozmente, y los dioses se rieron al ver a su enemigo reducido. Sólo Tyr no se rio pues sabía a lo que estaba expuesto. En efecto, Fenrir al darse cuenta de que le habían tendido una trampa, cerró su boca y le cortó la mano al dios.
Fenrir es padre (o hermanos hay ciertas dudas) de otros dos lobos; Hati o Managarmr, el lobo de la luna y Sköll, el lobo del sol

La razón de este encadenamiento es que los Ases saben que será causante del fin del mundo. En el Ragnarök, cuando rompa su prisión milenaria y se libere de sus cadenas, el fuego y el agua subterráneas invadirán la Tierra. Matará a Odín y lo matará Vidar.

La batalla de Ragnarok

La batalla de Ragnarok, llamada a veces "El Ocaso de los Dioses", es el cataclismo final que ha de destruir al mundo y a los dioses.
Después de terribles inviernos, se desatará una guerra universal y el dios Loki y su hijo Ferir el lobo, soltarán sus ataduras.
Loki navegará con el ejército de los muertos hasta la batalla final, en la que Fenrir se tragará al sol y matará a Odín; Thor matará a la Serpiente del Mundo, pero morirá con su veneno; todos los dioses perecerán.
Finalmente, Surt, guardián de los fuegos de Muspell desde el inicio del tiempo, los liberará y destruirán el mundo con sus llamas. Tras la destrucción de este mundo, surgirá uno nuevo. Sólo sobrevivirán los hijs de Odín, Vidar y Vali, los hijos de Thor, Modi y Magni y los dioses Balder y Hod volverán a la vida. Ellos se sentarán en la nueva tierra y hablarán del mundo pasado; en la hierba encontrarán las iezas del ajedrez de oro de los dioses. Dos humanos, Lif y Liftharsir, lograrán salvarse de las ramas del Arbol del Mundo y repoblarán la tierra.

El rescate de Ottr

Un día, los dioses Odín, Loki y HOnir, hacen una visita a la Tierra Media. Ven una nutria que se dispone a comerse un salmón y Loki le lanza una piedra y la mata. Al llegar a una casa, los dioses ofrecen la carne del animal como pago de una habitación para pasar la noche. Pero la sonrisa de su anfitrión pronto se desvanece, pues la nutria era su propio hermano Otter.
Loki fue liberado para ir en busca de el oro. COn ayuda de Aegir y Ran, dioses del mal, toma al enano Andavari, que se escondía disfrazado de pez y le obliga a entregarle su tesoro. Loki ni siquiera le deja quedarse con una nillo mágico que le permitiría volver a hacer su fortuna; Andvari lanza una maldición sobre todo aquel que se ponga el anillo. Cuando Loki regresa, casi tenía oro suficiente para pagar el rescate, pero aprte de los bigostes del animal, todavía estaban descubiertos. Entonces, el malévolo Loki, tomó el anillo de Andavari y lo echó al montón y con el su maldición.

sábado, 22 de agosto de 2009

Odin

Odín: es el rey de los dioses nórdicos. Principalmente es el dios de la guerra, pero también se le atribuyen la muerte, la poesía y la sabiduría. Pertenece a la raza de los Aesir, y es el padre de muchos de ellos.

Con una de sus esposas, Jord, tuvo a Thor, con la giganta Gird, a Vidar, y con otra giganta, Rind, a Vali. Sin embargo, la diosa que le dio más hijos fue Frigga, madre de Balder, Hoder, Hermod, Tyr y Bragi. Su residencia en Asgard, Valhalla, era el más bello de todos los palacios divinos. Sentado en su trono era capaz de ver todo el cielo y la tierra pero, además, contaba con la ayuda de sus dos cuervos, Hugin (pensamiento) y Munin (memoria), que, posados en sus hombros, le contaban todo lo que habían visto y oído. Otros animales relacionados con Odín son los lobos Geri y Freki, que yacen a sus pies. El caballo de Odín se llama Sleipnir, y fue un regalo de Loki. Tiene ocho patas y puede cabalgar sobre la tierra y el mar, y también por el aire.


Odín es una deidad ambivalente. Las connotaciones nórdicas antiguas de la edad vikinga para Odín están relacionadas con la "poesía y la inspiración" así como con la "furia y la locura".
Es el dios del conocimiento; sacrificó uno de sus ojos en el pozo de Mimir, para de este modo poder acceder a la sabiduría de los años, y era quien daba a los poetas valerosos la hidromiel de la inspiración hecha por los enanos, de la vasija llamada Óð-rœrir.
También es asociado con el concepto de la cacería salvaje, Asgardreid, un estrepitoso y rugiente movimiento a través del cielo, donde lidera las huestes de los guerreros muertos.
En consistencia con esto, Snorri Sturluson, en la Edda prosaica, describe a Odín dándole la bienvenida a los guerreros que han muerto heroicamente en batalla, en su residencia, el Valhalla, que interpretado literalmente significa "salón de los muertos en combate".
Además es el dios de la guerra, apareciendo a través de muchos mitos nórdicos como quien traía las victorias. En las sagas nórdicas, Odín a veces actúa como un instigador de conflictos bélicos, y se decía que era capaz de comenzarlos con tan solo arrojar su lanza, Gungnir. También enviaba a las valquirias para influir en las batallas y obtener el resultado que deseaba. En ocasiones podía aparecer en los campos de batalla como el líder de los nórdicos, llevando en los hombros dos cuervos, llamados Hugin y Munin (pensamiento y memoria respectivamente), y acompañado por dos lobos, llamados Geri y Freki.
Odín está asociado a las trampas y engaños. Es un transformista, capaz de alterar su forma a gusto. Se relata que viajó por la tierra como un hombre viejo, tuerto, con barba gris, usando un sombrero de ala ancha y con un abrigo azul oscuro. También realiza prácticas mágicas, como lo es el seid.

Odín conoce el secreto de las runas. Éstas son la lengua de los poetas y los caracteres tallados en madera, piedra, las hojas de las espadas, los vasos de los caballos y son el origen de todo conocimiento y de cada fuerza. Odín obtiene estos conocimientos convirtiéndose en el primer Erilaz, o "sabio de las runas".
De hecho, para aprender el arte de las runas y de la adivinación, se colgó de un árbol (probablemente Yggdrasil) atravesado por su lanza durante nueve días y nueve noches, en un sacrificio que se ofreció a sí mismo.
Según Hávamál, 138, en la sección conocida como Rúnatal:
Estela rúnica de Funbo, del siglo XI, en Uppsala, Suecia.

Sé que colgué
en un árbol mecido por el viento
nueve largas noches
herido con una lanza
y dedicado a Odín,
yo ofrecido a mí mismo,
en aquel árbol del cual nadie
conoce el origen de sus raíces.
No me dieron pan,
ni de beber de un cuerno,
miré hacia lo hondo,
tomé las runas
las tomé entre gritos,
luego me desplomé a la tierra.
Conoce las runas
y aprende los signos,
los caracteres de mucha fuerza,
los caracteres de mucho poder,
que tiñó el tulr supremo (Odín).
y los altos poderes hicieron
y el señor de los dioses (Odín)


LA CREACION NORDICA




En un principio sólo existia el vacío. No había océano que ocupara su vasto imperio, ni árbol que levantase sus ramas o hundiera sus raíces. Más al norte allá donde el abismo, se formó una región de nubes y sombras llamadas Niflheim. En el sur se formó la tierra del fuego, Muspellsheim. Los doce ríos de pura agua glacial que tracurrían desde Niflheim hasta encontrarse con los correspondientes de Muspellsheim llevaban amargo veneno y pronto se solidificaron. Cuandolas heladas aguas del norte tocaron sus rígidos cuerpos serpentinos, el abismo se llenó de gélida escarcha.


Con el aire cálido que soplaba desde el sur empezó a derretir la escarcha y de las amorfas aguas surgió Ymir, un gigante de escarcha, el primero de todos los seres vivientes.
Del hielo surgió una gran vaca llamada Audumla. E Ymir apagó su sed en uno de los cuatro manantiales de leche que fluían de la criatura. Cada uno de estos seres primarios tuvieron hijos de forma asexual: Ymir a partir de su propio sudor y Audumla lamiendo el hielo. El matrimonio de Bestla, hija de Ymir, con Bor, nieto de Audumla, trajo a los tres dioses, Odín, Vili y Va, quienes muy pronto se volvieron en contra de la raza de los gigantes exterminándolos a todos menos a dos, que escaparon para perpetuar la raza. Al calmarse el caos resultante del desbordamiento, al derretirse el hielo, los tres dioses sacaron el cuerpo inerte de Ymir fuera de las aguas y crearon la tierra, a la que llamaron Midgard, la Princial Morada. De los huesos de Ymir se crearon las montañas y su sangre llenó los océanos. Su cuerpo se convirtóo en tierra y sus cabellos en árboles. Con su calavera los dioses formaron la bóveda de cielo, que atestaron de brillantes chispas de los fuegos de Muspellsheim. Estas chispas son las estrellas y los planetas.


Del suelo brotó Yggdrasilll, el gran freso, cuyas poderosas ramas separaban los cielos de la tierra y cuyo tronco constituía el eje del universo. De hecho en algunas leyendas Yggdrasill es el mundo mismo. Nadie podría narrar su grandeza. Sus raíces se hincan el las profundidades, más allá de las raíces de las montañas y sus perennes hojas atrapan las estrellas fugaces según pasan.
Son tres sus raíces. La primera llega hasta Nifheim, tierra de sombras o infierno y toca la fuente Hvergelmir de donde mana los doce ríos de la región del Norte. La segunda entra en la tierra de los gigantes helados y bebe de la fuente de Mimir, fuente de toda sabiduría. La tercera se extiende por lo cielos donde discurre la fuente de Urd, el más sabio de los Nornos.


Muchas fuerzas atacan al sagrado fresno. Cuatro ciervos mordisquean los nuevos brotes antes de que reverdezcan. El corcel de Odín, Sleipnir, pace en su follaje. La cabra Heidrun se alimenta de sus hojas. Pero lo peor de todo es la serpiente Nidhogg, un enorme monstruo que roe incesantemente sus raíces. Solamente el amor de los Nornos lo mantiene en buen estado. Día a día cogen agua de la fuente de Urd y la vierten en Yggdrasill para mantenerlo floreciente.


De los gusanos del cuerpo pútrido de Ymir, los dioses crearon la raza de los enanos, destinados a morar en las profundidades de la tierra durante toda la eternidad. Como todos ellos han sido creados, no pueden procrear. Cuando muere un enano, princesas enanas, creadas para este fin modelan un nuevo enano con piedras y tierra.


El hombre y la mujer fueron creados a partir de los troncos de dos árboles inertes. Odín les infundió la vida. El dios Hoenir les dotó de alma y capacidad de juicio. Lodur les dio calor y belleza. El hombre fue llamado Ask (de Ash, ceniza) y la mujer Embla (parra), y de ellos desciende la raza humana.


Mitos Maternales: El Mito de Frigg


Balder era el hijo de Odin, el dios de dioses, y era el más querido y el más hermoso de todas las deidades nórdicas.
Un día, Balder empezó a tener sueños de su propia muerte, por lo que todos los dioses decidieron protegerlo. Su madre Frigg hizo que todas las cosas, las enfermedades, los venenos, los árboles, los animales, que nunca ivan a herir a Balder y todos aceptaron el juramento.
Como se volvió invulnerable, los dioses inventaron un juego donde le tiraban toda clase de cosas, sin que él saliera herido, por que todos cumplían su promesa y no se atrevían a hacerle daño. Lucky, el dios travieso, estab inconforme con el juego y celoso de Balder.
Por eso se disfrazó de anciana y fue a conversar con Frigg. Ella sin saber que la anciana era Lucky, le contó la historia de cómo había hecho que todas las cosas y las criaturas juraran no dañar a Balder, pero que el muérdago, una planta que crecía al este del Walhalla, era tan insignificante y tan joven que ni s iquiera le había pedido el juramento.
Lucky se fue para el juego de los dioses, pero antes construyó una flecha con la planta que le había dicho Frigg, y cuando llegó se encontró con un dios ciego que no le tiraba nada a Balder, por que no veía ni tenía arma que lanzarle.
Lucky entonces le dijo a este dios, que el le daba su arma y le indicaba donde se ubicaba Balder, y así era como si los dos lo honrraran. El dios ciego lanzó la terrible flecha, que hirió de muerte a Balder.


La angustia de los dioses fue mucha, pero en especial la de su esposa que murió de tristeza y la de su madre que fue a rogarle a la diosa Hel que lo dejara salir del reino de los muertos. Hel le dijo que si todas las criatyuras y las cosas lloraban a Balder, ella le permetiría regresar.
Frigg, movida por su amor de madre, se vio otra vez caminando el mundo entero, haciendo que todo se lamentara de la muerte de Baler, pero llegó y se ncontró con la misma vieja, es decir Lucky, quien dijo que Balder no había hecho nada por ella, por lo lo que no se sentía obligada a llorarlo.
De esta manera, Lucky condenó a Balder a permanecer en el reino de los muertos.

MITOLOGIA NORDICA





Los pueblos nórdicos poblaron el norte europeo y escandinavia durante el tercer y sexto siglo de nuestra era. Hacia el año 700 se desplazan hacia el sur en una serie de migraciones que tendrán como destino Gran Bretaña, Islandia, Groenladia y Rusia oriental.
Es a partir de este momento que los pueblos nórdicos son conocidos como Vikingos.


Los antiguos escandinavos cuentan que al principio de los tiempos habíaexistido un abismo insondable, del cual surgió Niflheim, lugar brumoso yfrío que quedó al norte, mientras que en el sur se formó un lugar ígneo llamadoMuspelsheim. El cálido viento del sur empezó a derretir los hielos de Niflheimy del deshielo nació el gigante Imir, padre de los hombres.



De las aguas deldeshielo surgió una vaca que produjo a un ser llamado Buri quien, a su vez,tuvo un hijo, Bor, que se casó con una hija de Imir y procreó con ella a tresdioses: Odín, Vili y Ve. Estos dioses mataron a Imir y de su cuerpo fabricaronla tierra, con su sangre hicieron el mar, con sus huesos las montañas,con sus cabellos los árboles, con su cráneo el cielo y con su cerebro las nubes,esta tierra se llamó Midgard y fue en la que habían de vivir los hombres.Los dioses moraban en un lugar celeste , denominado Asgard, formado porinmensos salones, en uno de los cuales, el Valhalla, morada de Odín, vivíanlos que morían combatiendo. los conducían a este sitio mujeres sobrenaturales,las valkirias, que tenían el deber de seleccionar a los guerreros que habían de morir,llevarlos ante Odín y mantenerlos embriagados. Existía otro lugar subterráneo,gobernado por el dios Hel, este averno, lo mismo que en la mitología griega,tenía un perro guardián, llamado Garm.




Por otra parte, en los montes habitaba unaraza de enanos que se dedicaban a la metalurgia; eran los nibelungos y su reyera el enano Andvari, y eran dueños del mundo subterráneo y de todas sus riquezas.Los tres mundos estaban comunicados por Ygdrasil, de entre cuyas raíces brotabael manantial Mimir, portador de toda la sabiduría del mundo. Al pie del árbol estabael manantial del destino, Urd, y allí se reunían las tres parcas, llamadas nornas.Odín, dios supremo, era patrono de los viajeros, los forasteros y los guerreros. Entresus hijos estaba Thor, nacido de Frigg, simbolo de la tierra, y Baldur.Otro dios, era Loki, quien era el dios del fuego y además era muy astuto y malvado.También existían varias diosas, como Friga, protectora del matrimonio y Freia, diosadel amor y la juventud eterna.Se creía también que los dioses serían destruidos en un magno cataclismo, en el quellovería fuego y aparecerían terribles enemigos de los dioses, para aniquilarlos y latierra se desplomaría hasta el fondo de los océanos y saldrían de todos los puntosdel globo llamas altísimas, semejantes a serpientes de fuego que surcarían el espaciohasta rodear el sol. Este sería el día del Ragnarok; el legendario crepúsculo de losdioses.


Sin embargo, subsistiría una pareja humana y la tierra volvería a poblarse yharía dioses nuevos como Vidar, el hijo más joven de Odín.